EL PEINE DEL VIENTO XV (San Sebastián, Guipúzcoa)
Ver hilo de Twitter DONOSTIA DE PASO Sobre la materia escultórica y la intervención del artista
Paseo Eduardo Chillida s/n de San Sebastián/Donostia
Escultura Informalista en acero cortén
Eduardo Chillida, 1976
En
realidad El Peine del Viento es un grupo escultórico formado por tres piezas de
unas 10 Tm. cada una, montadas en los acantilados bajo el monte Igueldo en el
extremo más occidental de la bahía de la Concha. Vistas desde el espacio
acondicionado como mirador por el arquitecto Luis Peña Ganchegui, se presentan
las más próximas enfrentadas a modo de garras, una a la dr. sobre un roca
aislada, otra a la izq. en el acantilado, enmarcando entre sí, a lo lejos, a la
tercera que lanza sus garfios al cielo. Un conjunto que pese a estar expuesto en lugar abierto es,
más que de bulto redondo, obra exenta por su punto de vista dominante.
Realizada
en acero cortén en la fundición
Echeverría fue preciso fundir cada escultura por piezas en lugar de en un solo
molde, como era la idea inicial del artista, para luego soldar las partes. Si
difícil fue esta tarea, no lo fue menos su instalación en un lugar tan
incómodo. Descartadas otras soluciones (incluido el transporte en helicóptero)
el ingeniero José Mª Elósegui ideó un sistema de plataformas para transportar
las piezas sobre raíles hasta su emplazamiento definitivo, donde fueron ancladas
a la roca con pernos de acero.
El
paso del tiempo y la acción del mar han hecho que el acero cortén, como acero patinable que es, se recubra de una cobertura
(pátina) oxidada y terrosa que lo protege de un medio, el costero, tan hostil
para este metal. La roca próxima se ha impregnado de este color lo que no sólo
le ha dado un valor cromático nuevo sino que ha facilitado su fusión con la
escultura.
El
acero cortén, así como otros metales
patinables, es muy reciente (US. Esteel 1933), por lo que a lo largo de la
historia los derivados del hierro, no sólo por su fácil corrosión sino por sus
altas temperaturas de fusión, no han sido competidores de la escultura en
bronce durante casi toda su historia.
El
Peine del Viento es una obra de madurez que forma parte de un largo proceso de
investigación y ensayos que Chillida empezó en 1952 con el Peine del Viento I y
que concluirá en 1999 con Peine del
Viento XX (hay en medio dibujos, collages, maquetas, obras definitivas…). Esta
que nos ocupa hace la número XV. Toda esta larga indagación, muy en línea con el
movimiento artístico dentro del cual se ha encuadrado a Chillida: el
Informalismo.
Se
trata de una modalidad de abstracción de postguerra acuñada por Michel Tapié en
1951 (art informel) y que se da en toda
Europa en paralelo a la Action Painting
de los EE.UU. pero con más variantes.
En
España coincide con la dictadura de Franco. El ideólogo del movimiento Juan E.
Cirlot lo definió como una “mutación de lo abstracto” aparecido en la primera
mitad del siglo.
En
la escultura informalista priman los valores expresivos sobre los
representativos con el compromiso doble de crítica del momento (dictadura,
terrorismo) y divulgación de la propia identidad (País Vasco, siderurgia,
trabajo como forjador del artista). Todo ello con la utilización de nuevos
materiales como el acero cortén o el
hormigón (Elogio del Horizonte, Gijón).
En
Chillida, tan destacable como todo lo anterior es la fuerte presencia de su
personalidad en el carácter geométrico de la abstracción, la importancia del
espacio vacío y en este caso su encuadre en un medio natural tan cambiante como
las rompientes azotadas por las olas y las mareas.
Dentro
del movimiento informalista, se le adscribe a la Escuela Vasca de Escultura
junto con Ibarrola y Oteiza.
El
interés por la abstracción en España fue tardío. Antes de la guerra civil, la
primera abstracción española sólo fue posible en París (Julio González). En
España adoptar códigos artísticos crípticos, por no reconocibles suponía
despertar los recelos del poder político
y académico por subversivos.
Tras
la contienda, pasados los difíciles años 40, los artistas se organizaron en
grupos, los más importantes en Barcelona (Dau al Set) y Madrid (El Paso), (otros
grupos: Pórtico, Altamira, Parpalló…). El agrupamiento de artistas,
individualistas por definición, siempre obedece a una estrategia de defensa en
un entorno difícil u hostil (entreguerras, postguerra, dictadura).
Elitista
en sus primeros tiempos, el informalismo pronto se puso de moda en los círculos
artísticos, sobre todo la pintura, y su fuerte demanda en el mercado agotó su
esencia investigadora, recuperándose así el gusto por la figuración (Realistas
de Madrid, Antonio López). No tanto en escultura por razones obvias.
Las
tres piezas de acero de El Peine del Viuento, se aferran a las rocas
resistiendo los continuos embates del mar. Desde el mágico mirador construido
en granito rosa puede contemplarse la obra y el mar en todo su esplendor, en
especial, durante los días de temporal, cuando las olas embisten con toda su
furia contra las rocas y los garfios de la escultura
A
través de un sistema de tubos, el aire impulsado por las grandes olas sale a la superficie
pulverizando el agua por unos orificios y emitiendo un bufido muy peculiar, emulando
los bufones de Pría en Llanes.
“El
aire tiene que entrar ya peinado en San Sebastián” decía Chillida, que
veía este escenario como el límite entre
el Cantábrico y San Sebastián, entre el mar salvaje y lo urbano.
Su obra está presente en numerosos museos y espacios públicos, pero la
mejor visión de conjunto en la Casa Museo Chillida-Leku,
que parece que pronto se reabrirá al público.
Comentarios
Publicar un comentario